Ante la previsión de nuevas lluvias, rescatistas tailandeses trabajan contrarreloj para bombear el agua fuera de la cueva donde están atrapados 12 niños y su entrenador de fútbol y sacarlos con el menor riesgo posible.
El nivel de agua en algunas partes del pasadizo que lleva a la cámara en la que se halló a las víctimas, tras 10 días desaparecidos, sigue llegando al techo, por lo que la única forma de salir es buceando.