Según el estudio “Producción y Gestión de Residuos Domiciliarios en Chile: Estado y Perspectivas” desarrollado por la Escuela de Ingeniería de la Universidad San Sebastián, en Chile se producen 2,9 millones de toneladas de plástico al año.
Dentro de esos residuos, las bolsas plásticas son un peligro para el medioambiente, si consideramos que su descomposición puede tardar más de 100 años por su alta persistencia en la cadena trófica y a su presencia en ríos, lagos, mares, océanos e, incluso, en la tierra.
La Ley 21.100, conocida como “Chao bolsas plásticas” es un avance que ha logrado que existan alternativas en el mercado, como las bolsas compostables, pero algunas de ellas sí tienen un porcentaje de plástico o de otros compuestos tóxicos para nuestro ecosistema. Por eso, prohibir o reemplazar el uso de estos envases requiere de una exhaustiva fiscalización.
A esto se suma la necesidad de generar vínculos con la industria para aumentar la capacidad de investigación e innovación tecnológica para el desarrollo de soluciones, además de los costos asociados para solventar la demanda de alternativas menos nocivas para el entorno.
El Día Internacional Sin Bolsas Plásticas es una buena instancia para analizar escenarios y generar un trabajo colaborativo para hacer frente a una problemática que agudiza la triple crisis que enfrenta el planeta producto del cambio climático, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad.
Ariel Valdés, Director de Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental, Universidad San Sebastián