Voluntarios indonesios excavaron una fosa común para enterrar a las cientos de víctimas del sismo y el tsunami, que azotó la isla indonesia de Célebes. Mientras, los socorristan continúan intentando sacar supervivientes de entre los escombros. Ante la amplitud de la catástrofe, que dejó al menos 832 muertos, el Gobierno de Indonesia solicitó ayuda internacional.