Rodrigo Larraín
Académico de la U. Central
Cristóbal Colón es un personaje casi mitológico, tenemos datos bastante confiables de él, como su diario de viaje, pero hay un halo de misterio –o supuesto misterio– en torno a sus orígenes. Lo último es aquella afirmación de un periodista que le da a un papa como padre. El navegante genovés ha sido objeto de una investigación y ella indica que su padre sería el papa Inocencio VIII.
Ese papa, cuyo nombre secular fue Juan Bautista Cybo, también nació en Génova, hijo del diplomático Arano Cybo y Teodorina d’Mari. Sirvió Cybo los intereses del rey de Nápoles, Alfonso V de Aragón, y fue senador en Roma. La infancia del futuro papa fue en Nápoles, en la corte del rey, lo que le permitió vincularse a la corte pontificia, pues sirvió al cardenal Calandrini, que era hermanastro del papa Nicolás V, este último gran protector de las artes en su pontificado. Juan Bautista Cybo ingresó al clero y antes de los 40 años estaba en la curia romana y tenía el rango de cardenal. Este título le fue conferido por su paisano Sixto IV. Francisco Della Rovere. A la muerte de éste, en 1484, fue elegido papa tomando el nombre de Inocencio VIII.
La vida sexual de Inocencio era bastante activa, pues a los 14 años, antes del sacerdocio, tuvo una relación con la noble Ana Colonna, esposa de Antonio del Balzo Orsini, también de noble familia. Ese matrimonio fue estéril. Para desmentir el rumor de su infertilidad, Ana a sus bien conservados 40 años se embarazó del futuro papa. Su familia la envió a otro lugar y el niño Cristóforo nació entre 1446 o 1447. Cuando Cristóforo tiene 10 años, su padre lo da en adopción a Doménico Colombo y a Susana Fontanarossa, los padres oficiales y conocidos por las biografías del navegante. No fue reconocido por su padre, que además procreó 7 hijos más en distintas mujeres, desmintiendo la sospecha de pedofilia clerical desde tiempos muy antiguos. El papa siempre apoyó a este hijo y ello explicaría el nivel de relaciones sociales de una persona de origen social modesto. En general, en esta época los padres que tienen altos cargos en la Santa Sede son buenos padres, como el cardenal Bembo o Alejandro VI.
Pero la vida de Cristóbal Colón tiene otros detalles asombrosos, como un supuesto viaje secreto a América antes de su descubrimiento oficial en 1492. La historia es así: Martín Alonso Pinzón quería venir a América y viajó a Roma a conseguir unos mapas guardados en la biblioteca vaticana, se trataba de cartas náuticas hechas con motivo de un viaje a Japón efectuado años atrás. Pinzón viajó a Roma sin contarle a nadie sus propósitos. Aquí hay otra versión, pues se sostiene también que era portador de una carta de Colón a su padre el papa. Es decir, Pinzón y Colón eran socios y no competidores como cuenta el hijo del primero, Arias Pérez. Colón le pide al papa que autorice a Martín a ver unos mapas del mismo papa que, asombrosamente, también quería viajar. Efectivamente, consta que Pinzón volvió a España con documentos certificados por funcionarios vaticanos.
Inocencio VIII murió en 1492, una semana después su hijo zarparía al Nuevo Mundo. Este papa está sepultado en la Basílica de San Pedro y tiene una extraña inscripción: “Novi orbis suo aevo inventi gloria”, o sea, “Suya es la gloria del descubrimiento del nuevo mundo”. Pero la oración quizá haga referencia al secreto descubrimiento de América en 1485, hecho por Colón, por Pinzón u otro enviado del papa.