En el último año, 745 estudiantes fueron expulsados de sus establecimientos. La cifra fue entregada por la Superintendencia de Educación durante la tramitación del proyecto Aula Segura. En promedio seis alumnos salen de las aulas por semana, entre expulsiones inmediatas y cancelaciones de matrículas. De ellos, el 49 por ciento ocurrió por agresiones a sus compañeros y un 14 por ciento por violencia contra docentes o asistentes de la educación.
Mientras tanto, un 37 por ciento de los estudiantes fueron expulsados por motivos de gravedad, como el consumo o tráfico de drogas o el porte de armas. Nicole Cisternas, directora de Política Educativa de Educación 2020, planteó que estas cifras “muestran que la violencia escolar es un problema y que es multidimensional. La evidencia muestra que para abordar esto se necesitan programas que contemplen a los distintos actores”.