Por Homero Ramírez
Pearl Jam repletó el Movistar Arena. Porque la demanda de entradas era impresionante, la producción puso a la venta las tribunas que le ven la espalda a los músicos. Treinta canciones a mitad de semana y otras 24 en un Lollapalooza que los vuelve a convocar para cerrar una noche. Parecida a aquella de 2013, cuando les tocó salir al escenario luego de un día de música con público afín y cercano al rock: Queens of the Stone Age, The Hives, Kaiser Chiefs, Two Door Cinema Club, Los Tres, Foals, Passion Pit, Alabama Shakes, The Temper Trap. Esos “espejos” ahora fueron Volbeat y The National. Pero ante el público que sea, Pearl Jam es éxito seguro en Chile. Y Miguel, el guitarrista, se luce con secuencias muy potentes.
Pearl Jam también repletó el Parque O’Higgins. Transitar por esa cancha era imposible para los que decidieron quedarse hasta el final en LCD Soundsystem. Y el set inicial que presentaron tres días antes, Vedder y los suyos decidieron cambiarlo casi por completo. Salvo Even Flow, que inicialmente tampoco iba, y algunos hits aislados, todo fue novedad en esta nueva cita. Los que vieron ambos conciertos quedarán con el recuerdo de que escucharon muchísimas canciones diferentes. Y también que pudieron vibrar dos veces con Can’t Deny Me, muy especial y estrenada en vivo en Chile, Last Kiss, Better Man y Alive. Lo contrario pasó con Jeremy, Yellow Ledbetter y Black. Las dos primeras solo se guardaron para el festival y la última fue la más extrañada el viernes. Ellos mandan, todo es en sus términos y ellos cierran a ese parque que con ellos vive un idilio. Y Eddie irá por piscolas.