El Instituto de Salud Pública de Chile, ISP, tiene en evaluación desde septiembre de este año al remedio de origen argentino Convupidiol, basado en el cannabidiol, o CBD.
Esa es una sustancia que se encuentra en la cannabis sativa, y el medicamento en cuestión fue autorizado al otro lado de la Cordillera en octubre de 2020 para el tratamiento de niños con epilepsia refractaria, aquella en la que siguen las crisis pese a que se recibe tratamiento con al menos dos o tres fármacos.
Al basarse en el CBD, Convupidiol no es psicoactivo y tiene un alcance médico más amplio, lo que fue avalado por el permiso hace más de dos años de la agencia regulatoria trasandina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Incluso, algunos pediatras chilenos ya han usado este innovador producto, importándolo para administrarlo con uso compasivo. Y con ello confirmaron su efectividad en el control de las crisis epilépticas, como tratamiento adicional al establecido.
Fue el pasado 7 de septiembre cuando el ISP declaró admisibles los antecedentes presentados el 25 de julio de este año por la Comercializadora Pharmacosante para Convupidiol, que es fabricado por el Laboratorio Alef Medical Argentina.
Convupidiol es obtenido de las partes aéreas de la cannabis sativa, y su fabricación contempla buenas prácticas de manufactura y variados controles sanitarios.
A diferencia de productos caseros originados en el autocultivo o de otros importados sin autorización, Convupidiol contiene un 99,6% de CBD y solo trazas del 0,014% de THC, un subproducto psicoativo e incluso adictivo de la marihuana.
La doctora Viviana Venegas, neurologa infantil epileptóloga, aclara que “el THC es un componente psicotrópico con influencia sobre el sistema nervioso central, en diferentes esferas del cerebro, con efectos alucinógenos, más alteración sensorial. Y además es adictivo y tiene consecuencias parecidas a la del tabaco. Por eso los médicos le tenemos mucho respeto”.
Y la especialista agrega que “el CBD está hoy retirado de la lista de compuestos peligrosos. Es un cannabinoide del que aún falta determinar cómo actúa en el cerebro, pero en base a experiencias de los usuarios se determinó que posee un efecto antiepiléptico”.
“En Colorado, Estados Unidos, una niña llamada Charlotte Figi (fallecida a los 13 años en abril de 2020 por culpa del coronavirus) sufría de epilepsia refractaria, y se le administró un producto con la molécula CBD. A ella se le terminaron las crisis e incluso mejoró intelectualmente. Desde entonces hubo una explosión en el uso de la cannabis para la epilepsia, y además Colorado fue el primer estado donde fue aprobado con uso medicinal”, señala la doctora Viviana Venegas.
El laboratorio inglés GW creó un fármaco llamado Epidiolex, que se basa en el CBD, para el tratamiento de la epilepsia y está aprobado por la FDA de Estados Unidos desde 2018.
“Nos interesa que en Latinoamérica aparezca competencia para Epidiolex, pues el tratamiento con él cuesta tres mil dólares mensuales (cerca de dos millones y medio de pesos). Remedios en base al CBD ayudarían a que sean abandonados los preparados artesanales”, agrega la profesional.
“Hay que aspirar a que organismos como el ISP aseguren al paciente que lo que está consumiendo es lo que de verdad se le dice, que no se le suministra algo tóxico y que la mezcla es proporcional y adecuada”, cierra la doctora Viviana Venegas.