Por Cristian Alvarez
A casi un año de la realización del Plebiscito de Salida que terminó con el segundo proceso constituyente, que finalizó esta etapa histórica comenzada con las protestas del 2019, ya están apareciendo diversos trabajos con diferentes enfoques, sobre lo que fueron aquellos procesos, y hoy domingo, ofrecemos esta particular mirada sobre lo que fueron estas etapas, con distinta dirección pero con mismo destino
Uno de estos nuevos trabajos publicados al respecto, es el libro “Las Constituciones del Miedo”, escrito por el sociólogo Augusto Varas, y publicado por la editorial “Catalonia”, que precisamente indaga sobre la influencia de este sentimiento en el proceso de redacción de las propuestas de cartas fundamentales, que fueron rechazadas ampliamente en los plebiscitos de salida convocados en el 2022 y 2023, Este libro fue lanzado el pasado 22 de noviembre, en dependencias del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, donde acompañado de la cientista política Claudia Heiss y del ex miembro de la Comisión Experta del segundo proceso constitucional, quienes analizaron lo que fueron aquellas etapas donde la ciudadanía delegó en representantes elegidos, la escritura de una nueva Ley Fundamental
Durante esta semana, y en un cuestionario enviado por escrito, el autor respondió a nuestras consultas sobre este nuevo libro escrito, sobre los alcances y consecuencias de estos procesos, a partir del punto de partida mencionado, además de las lecciones y proyecciones que implicaron para el futuro político del país
¿Cómo nació la idea de realizar este trabajo?
–Por una parte, mi interés, por largo tiempo elaborado, de incluir el tema de las emociones en el análisis sociológico y politológico, sin caer en la tentación de extender simplificadamente conceptos sicoanalíticos a temas políticos y sociales.
Por la otra, la necesidad de entender las complejas conexiones entre las protestas nacionales -provocadas por el segundo gobierno de Sebastián Piñera-, la solución constitucional aprobada y la especial composición de la Convención Constitucional, sus temas principales y el masivo rechazo a su propuesta. De la misma forma, la respuesta de un Consejo Constitucional como “doble opuesto” del proceso anterior marcó más aún esta decisión.
¿Cuáles fueron las principales fallas de ambos procesos?
-La primera, fue entender, equivocadamente, el rol de una Constitución. La Convención lo trató como un programa de gobierno que fortaleciera e hiciera exigentes judicialmente los derechos humanos y de la naturaleza. El Consejo lo entendió como un mecanismo para volver al espíritu original de la Constitución del 80, pre reformas, pero fortaleciendo sus principales mecanismos neoliberales y anti democráticos. Ambos entes constitucionales intentaron construir domos inalterables de protección constitucional de esos derechos.
La segunda, fue auto concebirse como representantes del conjunto del país, cuando representaban solo una parte del mismo.
¿Cree que la ciudadanía fue algo ingenua con la labor de la Convención Constitucional?
-De acuerdo a sus propios líderes, la Convención no estableció los canales de comunicación con la sociedad en su conjunto. La mayoría de los convencionales tendieron a representar los intereses de aquellos grupos que los habían elegido. Desde esta perspectiva, la propuesta constitucional le fue extraña a la amplia ciudadanía que no era parte de esas fuertes identidades.
¿A pesar de sus deficiencias, ¿Qué destaca de lo que significó la Convención Constitucional?
Se destacó el masivo interés por tener una Constitución efectivamente democrática y reformar importantes instituciones del Estado como el Poder Judicial y las FF.AA., aun cuando la estructura del conjunto del Estado no tenía una lógica y organicidad apropiada, tal es el caso de la descentralización exagerada.
¿Cómo fue efectiva la utilización de los argumentos de la campaña contra la propuesta de la Convención?
-La campaña contra la propuesta de la Convención fue fácil, ya que actuó sobre un terreno abonado por la distancia que se estableció entre convencionales y sociedad. El rechazo a los símbolos patrios, algunas conductas individuales reprobables, intentos inapropiados de desempeñar roles como ente constitucional, entre otras conductas, profundizaron la distancia de la mayoría de los convencionales con la sociedad más amplia.
¿Cómo notó el ánimo ciudadano, al iniciarse el segundo proceso?
-Esperanzado de lograr un apropiado texto constitucional democrático, pero escéptico al notarse la hegemonía ultra conservadora en el Consejo.
¿El Consejo Constitucional aprendió las lecciones del proceso anterior?
–El aprendizaje fue notable: se creó una Comisión Experta representativa de todas las fuerzas políticas que redactó por consenso una propuesta constitucional; el Congreso rebajó el quorum de 3/5 a 4/7 para las reformas constitucionales; se formularon las 12 bases fundamentales para la organización del proceso, las que fueron el doble opuesto de lo ocurrido en la Convención.
¿La ciudadanía votó con el ánimo de cerrar este proceso, aprovechando el fin del trabajo del Consejo Constitucional?
-El texto elaborado por el Consejo fue rechazado por sus contenidos, pero quedó pendiente la necesidad de una Constitución democrática. De hecho, inmediatamente después del cierre de este segundo intento constitucional, el Congreso inició un proceso de aproximaciones para reformar aquellas instituciones políticas que necesitan una formulación y/o perfeccionamiento democrático.
¿La política aprendió de las lecciones de ambos procesos?
-La ciudadanía y las dirigencias políticas y sociales entendieron que una Constitución debe representar al conjunto del país, debe ser un texto que organice el funcionamiento del poder político de manera que proteja las decisiones de la mayoría y la existencia de las minorías, y que no debe ser un programa de gobierno sino un conjunto de normas para la distribución democrática del poder.
Y, más de fondo, se constató que la dupla de emociones miedo/odio no debería existir como telón de fondo en ningún proceso constitucional.
¿Podrá repetirse el entusiasmo ciudadano que hubo hacia un nuevo proceso?
-Difícilmente. En el corto plazo no sería posible reentusiasmar a la ciudadanía y a la dirigencia política y social en un nuevo proceso como los anteriores, aun cuando los esbozos de reformas que se debaten en el Congreso podrían lograr una atención nacional si sus dirigencias no cayeran en los mismos errores antes mencionados.