La percepción de inseguridad en la población chilena, es la más alta desde hace una década. Alcanza un 90% (Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana) y está asociada a aspectos subjetivos que se pueden explicar por varios factores como experiencias personales, interacciones con otros, exposición a informaciones mediáticas, como noticias policiales, experiencias anteriores de victimización o de delitos en el entorno que pueden contribuir a una sensación de mayor inseguridad.
Esta sensación, afecta psicológicamente a las personas de diversas maneras. Puede ser un fuente de estrés y ansiedad al mantenerlas en una constante alerta y preocupación por su seguridad personal. Además, el miedo a ser protagonista de alguna situación de delito genera la sensación de estar vulnerable y es posible desarrollar conductas de hipervigilancia que afectan la vida diaria. Así como, comportamientos evitativos y de aislamiento, generando cambios en las rutinas diarias existentes y desconfianza hacia otros.
Este problema se puede enfrentar con trabajo individual, limitando la exposición a información sobre seguridad o estableciendo momentos específicos para informarse son medidas que ayudan a mitigar el impacto psicológico que genera la percepción de inseguridad.
Además, aprender a gestionar el estrés y la ansiedad con meditación, respiración profunda y ejercicio, así como, estar en constante contacto con otras personas permitirá generar un espacio de apoyo emocional, junto con reducir la sensación de aislamiento. Participar en actividades que generen alegría y gratificación, realizar pasatiempos y disfrutar los momentos de relajación.
Otro aspecto también es reforzar la seguridad personal, como aprender técnicas de defensa personal, aplicar un mecanismo de seguridad en casa, pero sin fomentar la paranoia. Realizar actividades comunitarias que estén involucradas con la seguridad, ayuda a aumentar la sensación de control y el sentido de pertenencia.
Si no se logra controlar la ansiedad y surgen síntomas sostenidos, lo mejor es contactar con un profesional que da un plan de ayuda más personalizado para cada paciente y entregará herramientas para un mejor manejo.
Daniela Toro, psicóloga del Centro Clínico del Animo y la Ansiedad