Sergio M. Urrutia Donoso.
Magíster en Administración de Negocios, MBA, Universidad Central de Chile; Diplomado en Gestión de Bancos, Universidad de Chile; Contador Público y Auditor, Universidad de Santiago. Docente Facultad de Economía y Negocios (FEN) Universidad Central.
Con ganas de cambios radicales y diferenciarse de sus antepasados; viven con una gran carga de estrés, tratando de obtener en el menor tiempo, el mayor beneficio. Los millennials; toda una generación.
Para los antropólogos, los millennials son las personas nacidas en la década de los años 80´y 90´; jóvenes que llegaron en la era digital y que se hicieron adultos con el cambio de milenio. La cambiante tecnología es una herramienta natural para ellos, viven la Web de forma natural. La impresión 3D y 4D, la inteligencia artificial, los medios sociales son su forma de vida; mantienen una hiperconectividad en tiempo real constante, lo que les permite adquirir datos y conocimiento con mayor facilidad.
Son incrédulos, tienden a confiar menos en las personas que las generaciones anteriores, generalmente viven con sus padres por su situación económica actual o por ahorrar, están disfrutando muchas veces de un bienestar económico. Se declaran independientes, su nivel educativo es superior a las generaciones anteriores, piensan en consumir cosas nuevas, son personas pragmáticas y mantienen su atención en varias áreas a la vez. Esta generación es la que le sigue a la de los baby boomer como se llama a quienes nacieron y crecieron después de la Segunda Guerra Mundial
Los Chilennials
En general, podemos decir que la mayoría de las características generales de los millennials corresponden a la descripción de los “chilennials” haciendo énfasis en que se sienten “centro del mundo”, con un acentuado egocentrismo, siempre demuestran estar felices, que lo pasan bien y que la tecnología es la aliada perfecta para lograr esto.
Un importante porcentaje sigue viviendo con sus padres, (efecto canguro) como una manera también de retribuirles lo “invertido” en ellos, ya que en muchos casos son primera generación de profesionales de la familia. Son hijos de la nueva clase media. En el campo laboral, valoran la horizontalidad, los trabajos flexibles, las jornadas parciales que le permitan una buena calidad de vida, prefieren los ambientes participativos, que los hagan sentirse valorados, buscan trabajar en empresas con sentido social, valores corporativos claros y socialmente sustentables. Una característica muy especial es que no son egoístas ni flojos, pero si tienen una alta rotación laboral. En muchos casos prefieren el emprendimiento personal a trabajar dependientes. Son enemigos del marketing, compran productos o servicios básicamente recomendados por familiares o grupo de amigos cercanos.
La tecnología les permite estar conectados 24/7 lo que muchas veces los hace “menos libres” y difícilmente son capaces de separar lo personal de lo laboral, lo que implica que los horarios de conexión pueden ser cualquier día y en cualquier momento, viviendo esclavizados por una llamada o un mensaje que llega, sin respetar los espacios de descansos tradicionales.
Se han criado en un contexto marcado por el desarrollo de tecnologías digitales y el acceso a la información en el cyberespacio, lejanos de los mensajes de la publicidad tradicional, desapareciendo de los medios troncales tradicionales (TV, radio y revistas) dando origen a las campañas por redes sociales y las promociones a medida basadas en plataformas big data & analytics.
Generalmente tienen las ganas de cambiar todo y ser diferentes de sus antepasados; viven con una gran carga de estrés, tratando de obtener en el menor tiempo posible el mayor beneficio en lo invertido, lo que los hace una generación.
Las cosas son así: rápidas, veloces, inmediatas y a la vez pasajeras. Para los millennials, la demora es percibida como una agresión al reinado de la inmediatez en el que ellos son residentes predilectos. La sensación de demora sólo experimenta situaciones puntuales vinculadas a un servicio deficiente, algo que se sufre en una emergencia o a lo que están expuestos sólo los más pobres.
Cambios muy rápidos, como que ya no existió más la experiencia de esperar que el teléfono de la casa se desocupe para hacer una llamada, ya nadie debe esperar meses para que una famosa película que ya se estrenó afuera llegue a Chile, para que el videoclub la traiga o para que algún canal programe una serie. Ya no se espera el revelado de una foto, ni siquiera que los sellos discográficos traigan un nuevo tema que lanzó un cantante famoso en Europa, ahora estos simplemente se bajan.
Los Millennials y la Economía Colaborativa
La economía colaborativa o sharing economy está teniendo una gran acogida entre los millennials, en tanto asiduos usuarios de Internet. De acuerdo con la definición de Harvard Deusto Business School, la economía colaborativa se basa en prestar, alquilar, comprar o vender productos en función de necesidades específicas y no tanto en beneficios económicos. De hecho, en este sistema es posible que el dinero no sea el único valor de cambio para las transacciones.
Pues bien, los millennials aplican la economía colaborativa para adquirir bienes nuevos y/o usados, por medio de plataformas que permiten la compra y venta de productos y servicios de manera rápida y ganar tiempo para disfrutarlo.
Hasta hace unos años parecía impensable compartir el auto, contratar una niñera por el celular, vender la ropa usada a través de una red social o pagar por dormir en la casa de un desconocido en vez de un hotel. Pero hoy, esas acciones son cada vez más cotidianas gracias al posicionamiento de un nuevo tipo de negocio: la economía colaborativa.
Actualmente, casi todos los sectores de la economía ya cuentan con negocios colaborativos.
La economía colaborativa, genera en su acción una serie de realidades como el consumo colaborativo, que utiliza las plataformas digitales; la producción colaborativa, que produce proyectos y diversos servicios; las finanzas colaborativas, que ofrecen pequeños financiamientos, ahorros o donaciones para apoyar estas iniciativas que nacen en esta economía colaborativa y el conocimiento abierto, una trasmisión del conocimiento sin barreras legales o administrativas, sin burocracia y en tiempo real.
En síntesis, parece ser que para los millennials son otras las prioridades; el factor tiempo es cada día más importante y escaso, por lo que compran muchas veces productos y servicios que les ofrezcan experiencias, no muestran mucho afán de acumular bienes sino de disfrutar el momento y adquirir conocimientos, realizar cursos, conocer gente distinta, viajar sin miedo, compartir y descubrir que en la rapidez, lo que se obtiene es más tiempo. Como dijo Sócrates: “Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones”.
Los millennials en cifras
La Encuesta Anual de Global Shapers 2017 difundida en el Foro de Davos, reveló que para la generación millennial las principales preocupaciones son la discriminación, la desigualdad, la gobernanza, los objetivos de desarrollo sostenible, los refugiados, la tecnología.
Las mayores preocupaciones
48.8 %: cambio climático
38.9%: conflictos o guerras a gran escala
30,8%: desigualdad y la discriminación.
78.1 % está dispuesto a cambiar su estilo de vida para proteger la naturaleza y el medioambiente.
Las tres grandes inquietudes en sus propios países
46.9 %: la rendición de cuentas del gobierno, la transparencia y la corrupción
38.1 %: la desigualdad
30.5 %: la falta de oportunidades económicas y el empleo