En el dinámico entorno político global marcado por el acceso instantáneo a la información y la movilización de las causas sociales por encima de las ideologías partidistas, la ciudadanía chilena experimenta una alta desconfianza hacia sus instituciones, planteando una alta vara a la probidad funcionaria. Hoy, la confianza ciudadana la conquista sólo quién la merece, y el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), quedó bajo la vara.
Revisemos la misión del SEA: “Contribuir al desarrollo sostenible por medio de la administración de un procedimiento de evaluación ambiental técnico (eficiente) y de excelencia, que incorpore el cambio climático, garantizando el pleno ejercicio de los derechos de acceso a la información y participación ciudadana en cumplimiento del deber del Estado de proteger el medio ambiente y resguardar el bienestar de las personas”, y su objetivo estratégico declarados es: “Prever y evitar los efectos adversos del cambio climático, a través de la incorporación de dicha variable en el proceso de evaluación de impacto ambiental”.
Este 2024, el Servicio de Evaluación Ambiental, actúa a la espalda de su objetivo estratégico, generando a la compañía Barrick las condiciones administrativas ideales para impactar los destinos familias, organizaciones y planes estratégicos en tanto herramientas
vinculantes para la planificación del Valle de Elqui, eximiendo a la transnacional canadiense de realizar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
El SEA demuestra con su actuar está alejado de su Visión, y hoy los habitantes directamente afectados por el proyecto Campanario de megaminería en el valle de Elqui, piden al SEA muy poco: respeto a la legalidad vigente en Chile. “Destacamos que previo al ingreso de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) se realizó una participación ciudadana anticipada voluntaria en todas las localidades delcárea de influencia. A esto siguió un año de tramitación en que se cumplió con todas las etapas previstas por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) incluyendo la respuesta a todas las observaciones planteadas por la comunidad y servicios convocados”. (página web de la empresa)
Exigimos que sea desestimada la admisión de este proyecto al sistema de evaluación ambiental, y que sea sometida al proceso de evaluación ambiental como un “Estudio de Impacto Ambiental” (EIA), solicitud amparada en el artículo 11 de la ley 19.300, que fue desestimado por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), región de Coquimbo. Otro antecedente que indigna es que se ha ignorado la Consulta Indígena. La Ley 19.253 y el Convenio 169 de la OIT garantizan el derecho a la consulta previa con comunidades indígenas. La falta de consulta y participación efectiva de las comunidades indígenas en la evaluación del proyecto es una violación los derechos fundamentales de las comunidades.
Exigimos que se reconozca y se respete su derecho a ser consultadas y a participar en la toma de decisiones libre e informada, pues afectan directamente su territorio y cultura ancestral. Cabe mencionar que en el mismo lugar donde se pretende asentar el Proyecto Campanario, hace años funcionó el Proyecto Tambo, con la mina El Indio, que dejó estragos ambientales significativos. Los efectos negativos de esa actividad minera aún no han logrado ser completamente regenerados, dejando secuelas en el ecosistema local y afectando a las comunidades que dependen de sus recursos naturales. Repetir este error sería devastador para la región y su patrimonio natural.
Presentaremos recursos judiciales de protección y reclamaciones ante las autoridades competentes para garantizar que el proyecto Campanario sea evaluado de manera adecuada y que se tomen en cuenta todas las observaciones técnicas y comunitarias. Más aún, exigimos que la autoridad encargada de revisar tenga las competencias, ética profesional y proactividad en la dimensión ecológica humana; para garantizar que la sociedad sea un espacio de convivencia, basado en el respeto de la dignidad de las personas, la comunidad y de sus diferencias.
Como movimiento ciudadano Elqui sin Mineras nos han tratado de fastidiosos, desinformados, revoltosos sin sustento, repetitivos, entre otros calificativos. Declaramos que tenemos la voluntad para asumir costos personales en beneficio de la protección del medioambiente; Nos convoca un principio mayor: nuestra alta preocupación general por el cambio climático. Adherimos a una ética ecológica global, que concibe al ser humano como integrado en un medio en el que comparte su vida con otras especies y procesos de ecosistemas. Esta visión nos ayuda a comprender mejor nuestro medio ambiente, la gestión de los recursos naturales y la protección de la salud humana.
MarySol Rodríguez, Profesora, miembro ONG “Elqui Valle Sagrado”