Aldo Cea Ramírez
Director Centro de Ingeniería y Desarrollo Sostenible, U. Central
Si bien al hablar de ‘smart cities’ sectores como empresas, instituciones y expertos coinciden que tiene que ver con la aplicación de tecnologías en beneficio de los ciudadanos, también es oportuno señalar que en la actualidad no existe un concepto único consensuado sobre lo que significan las ciudades inteligentes.
El propósito de las ‘smart cities’ o ciudades inteligentes es alcanzar una gestión eficiente en todas las áreas de la ciudad, satisfaciendo a la vez las necesidades de la urbe y de sus ciudadanos a través de un plan de transformación, enfocado a introducir el uso de nuevas tecnologías eficientes, sostenibles y confortables para mejorar la calidad de vida. En grandes rasgos eso define lo que las ciudades inteligentes persiguen.
El modelo de ciudades inteligentes abarca muchas áreas como por ejemplo el transporte, la eficiencia energética, la educación, la salud, la seguridad, el turismo, la banca, el retail, el urbanismo, la cultura y la entretención como las más conocidas, sin embargo, existe un largo etcétera tras esta lista.
En Chile, son varios los núcleos urbanos que están aplicando este modelo que pretende hacer la vida más cómoda a sus vecinos; en consecuencia de aquello, nuestro país actualmente es considerado en América Latina como el líder en ciudades inteligentes. No obstante, estar en el tope de la lista, no quiere decir que hayamos superados todos los desafíos que impone la transformación hacia este modelo Smart.
Actualmente, la preocupación por el futuro de las ciudades y la interacción de sus habitantes con ella, va en constante aumento. Es por ello que, cuanto más avanza la tecnología, las oportunidades para las ciudades inteligentes crecen y están -en primera instancia- en incorporar el concepto de ‘contexto’, es decir, que los sistemas de inteligencia artificial detrás, puedan tener lectura y comprensión de su entorno, para brindar respuestas acordes a las necesidades de los ciudadanos, hoy día, poco se ve esta cualidad en nuestro país.
Quizás, la alternativa número uno que actualmente nos permite conectarnos y acceder a ese ecosistema de ciudad inteligente, es el smartphone. Económicamente, no representa una barrera, ya que estos equipos son accesibles en diferentes gamas de precio. Pese a esto, estamos al debe respecto a una estructura integrada entre empresas privadas y sector público que facilite la experiencia de cada usuario en forma personalizada. Las posibilidades están, el talento para desarrollarlo también; sólo nos queda como país poner las fichas y apostar por ello.